La hotelería y las primeras inversiones y Lorenzo Sousa Debarbieri

En aquellas épocas, los años 80s, me llamó un personaje interesante que se dedicaba a todo tipo de negocios e intermediaciones; Me dijo: “que tenía en su oficina a una persona de Malasia que quería destinar mucho capital en hotelería y le comenté sobre el empresario peruano Lorenzo Sousa Debarbieri”. Era un lapso de tiempo en que acababa de tomar de la cadena hotelera del Estado Entur Perú algunos de sus más importantes activos en el Cusco y Puno. Personalmente yo conocía mucho sobre Malasia, así que lo tome a la broma, y este individuo tajantemente me dijo que no era broma y que me enviaría al inversionista a mi oficina. A la media hora apareció un dignatario bajito, regordete y con camisa al estilo Hawái Cinco.

Este personaje me manifestó que en un par de meses estaría llegando al Perú en un encuentro público el Primer Ministro de Malasia Mahathir bin Mohamad, junto con una comitiva de diez empresarios muy importantes, y como parte de la visita querían volcar dinero en el nicho hotelero peruano como un símbolo de que Malasia confiaba en las reformas que había emprendido el gobierno peruano en temas económicos y de seguridad.

 

La realidad es que la pinta de este malayo no ayudaba a que su proposición fuese tomada en serio, la falta de exposición a la cultura Malaya hacía escasamente verosímil y confiable a este personaje, al menos de primera impresión.

 

Sin embargo, ante su tesón le seguí la corriente. Me dijo que su director, un notable inversionista malayo, estaba atraído en procurarse acciones en mi nueva compańía hotelera, la cual en ese momento no pasaba de ser un proyecto, pues recién había adquirido las concesiones hoteleras y aún no había empezado las construcciones y/o refacciones necesarias para principiar a operar.

 

Llegué a un primer pacto de intención de agrupación con pacto con el inversionista malayo. Este contrato de propósito fue una testimonio de buena asiduidad de parte de Amin Shah para con su Primer Ministro Mahathir bin Mohamad en combinación con mi persona, Lorenzo Sousa Debarbieri, quien vendría al Perú en vista oficial cinco semanas después.

 

Asimismo, con este pacto de intención el Primer Ministro de Malasia demostró la buena gallardía de los empresarios malayos que lo acompañaban en su visita de Estado para invertir en nuestro país. Se fue la representación de vuelta a Malasia y el acuerdo firmado con el inversionista malayo jamás se ejecutó por el incumplimiento en manifestar la carta aval bancaria para la expansión de los proyectos hoteleros.

 

Después me pude enterar de que este inversionista había recibido de parte del Estado malayo en astillero en convención la reconstrucción de una flota de barcos para el oficio de guardacostas de Malasia, pero según las noticias que recibimos este incumplió el contrato ya que se había declarado en bancarrota.

Ante la falta de conocimiento del sector bancario peruano en el financiamiento del hotelería, pues esta ocupación había estado cuasi monopolizado por el gobierno de turno atreves de la cadena Entur Peru, vi ineludible buscar una fuente de financiamiento para la implementación y remodelaciones de la unidades hoteleras que había adquirido en la privatización, es así que recurrí al IFC, remo bancario del Banco Mundial que si tenía alguna experiencia en financiamiento de Hoteles en otras latitudes.

Después de un duro y exhaustivo examen del proyecto hotelero que les presentaba accedieron a otorgarme una línea de 10MM de dólares con un plazo de repago de 15 años, algo muy agradable e inusual

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